La calidad del agua subterránea es algo de lo que nos preocupamos poco en un primer momento, pero que a posteriori es un parámetro de vital importancia en cualquier tipo de proyecto que queramos acometer en el que las aguas subterráneas sean parte de éste.
La calidad de las aguas subterráneas
Cuando necesitamos agua del subsuelo, lo que nos preocupa es únicamente si tenemos agua o no debajo de nuestra finca, cuando lo que debería preocuparnos sería algo más: ¿tenemos agua subterránea de buena calidad en nuestra finca?
De nada nos sirve tener un mar de agua debajo nuestra parcela, y cuando digo mar, está dicho con toda la intención, dado que un agua de altísima salinidad como la del mar, no nos valdría para poco más que obtener cloruro sódico para condimentar nuestras comidas.
La calidad del agua subterránea es muy variable, las hay de altísima calidad, como son muchas de las aguas minerales que compramos en los supermercados o consumimos en los bares y restaurantes. Pero también las hay de mala calidad, ya sea porque tengan una alta salinidad o presenten una proporción desmesurada de algún elemento o elementos como nitratos, arsénico, etc.
Los componentes del agua subterránea habitualmente son asimilados de forma natural, dado que en su recorrido van captando diferentes elementos de las formaciones que atraviesa. Por regla general, las aguas más viejas, que han realizado un mayor recorrido, son de peor calidad que las aguas más nuevas. También en la calidad del agua puede intervenir la mano del hombre, con abonos o cualquier tipo de residuo que no esté controlado, que con el paso de los años puede terminar formando parte de los acuíferos del subsuelo.
Por todo esto, siempre es recomendable tras la perforación de nuestro pozo o sondeo realizar un análisis de las aguas que estamos bombeando y conocer su calidad.