No es lo más habitual, pero en ciertas circunstancias ocurre que cuando se está realizando una perforación y ésta ha encontrado algo de agua, al seguir perforando a mayor profundidad, con el afán de obtener un mayor caudal, ésta se pierde de forma “misteriosa e inexplicable”. De esta forma, nos quedamos sin agua y con cara de no saber qué está pasando.
Pozo que pierde el agua misteriosamente
La verdad es que inexplicable del todo no es, y pasaremos a tratar de dar algo de luz y posibles soluciones a este asunto.
Este tipo de casos ocurren con las máquinas de rotopercusión, dado que como expulsan el detritus (el material del subsuelo que va rompiendo la máquina) y el agua del pozo mediante aire, puede verse si nuestro pozo tiene agua o no. De esta forma, cuando llegamos a un acuífero no solo sale el detritus, sino que también comienza a salir agua por la boca del sondeo y podemos apreciarlo. Los sondistas con experiencia, viendo el agua que expulsa el pozo, son capaces de estimar el caudal que tiene el mismo.
Pues bien, la situación es la siguiente: nuestra perforación nos está aportando aproximadamente 1 l/s (nos lo ha dicho nuestro sondista por el agua que evacua el pozo) y de repente deja de dar agua. Paramos la perforación y el pozo no tiene agua. ¿¡Qué acaba de pasar!?
Hay varias explicaciones para esto. Una sería que se ha sellado el acuífero al realizar la perforación, pero en otros casos, si introdujéramos una cámara en el pozo, veríamos que hay un chorrito de 1 l/s que se cuela por la parte inferior de nuestro pozo. Esto ocurre porque nuestro chorrito es un acuífero colgado y al ir perforando se ha llegado a otra zona permeable (otro acuífero), y al ponerlos en contacto el primero comienza a recargar el segundo. Una posible solución pasa por rellenar el pozo con bentonita hasta que ya no estén en contacto los acuíferos y el agua suba hasta su nivel, o realizar otro pozo de menor profundidad que no ponga en contacto ambos acuíferos.